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KARA
cacao y café

6,50

Jabón artesanal para pieles muy secas, delicadas, maduras o piel de naranja. También para pieles flácidas, con exceso de grasa localizada y falta de firmeza.

 

 

Propiedades de los ingredientes activos: Nutritivas, antioxidantes, astringentes, detoxificantes, estimulantes, tonificantes, remineralizantes, revitalizantes, hidratantes y mejoran la elasticidad de la piel.

 

Presentación: 1 pastilla de 100 gr.

 

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Descripción

El Cacao. El cacao, origen del chocolate, aporta numerosos beneficios a nuestra piel y cabello. Estas son algunas de sus propiedades para el cuidado de la piel:: 

 

  • El cacao, aplicado sobre la piel, estimula la oxigenación celular y mejora la circulación sanguínea, por esta razón se utiliza en tratamientos anticelulíticos y en métodos de rejuvenecimiento del cutis. Asimismo, también es utilizado en procedimientos remodeladores y reductores por sus propiedades reafirmantes y detoxificantes. El cacao es también un potente hidratante y nutriente gracias a los nutrientes que contiene (hierro, calcio, vitaminas A, B1, C, D y E) que ayudan a mantener los niveles necesarios de humedad de la piel.
  • Contiene antioxidantes que ayudan a ralentizar el envejecimiento de la piel gracias a su acción frente a los radicales libres.
  • También es ideal para pieles sensibles o con tendencia reactiva así como para las pieles con tendencia acneica (acneic – prone skin).
  • Activa la microcirculación de cara y cuerpo y mejora la elasticidad, por ello, la piel lucirá más firme y tersa. En el rostro ayuda a suavizar las arrugas y en el resto del cuerpo disimula la presencia de marcas, estrías, cicatrices, etc.

 

Para el cuidado del cabello el cacao también resulta un fabuloso aliado:

 

  • Regula la producción de grasa al ejercer un efecto astringente y normalizador en aquellos cabellos con exceso de sebo a consecuencia del desequilibrio en el cuero cabelludo.
  • En el lado opuesto, mejora el cabello seco debido a su efecto hidratante. El pelo lucirá con mucho más brillo y suavidad.
  • También contribuye al tratamiento anticaspa y previene la dermatitis seborreica.

 

El Café. El café en cosmética (uso tópico) mejora la salud de la piel, es un excelente aliado para embellecer el cutis y otras áreas del cuerpo. Gracias a su contenido en cafeína, vitaminas y minerales:

 

  • Ayuda a estimular la renovación celular, y a disminuir la irritación y enrojecimiento en pieles delicadas.
  • Ayuda a regular el pH y minimizar el exceso de grasa.
  • Reactiva la circulación y reduce las estrías y celulitis, así como mejorar la piel de naranja.
  • Previene el envejecimiento prematuro de la piel.
  • Ayuda a combatir el acné.
  • Bien aplicado y protegiendo los ojos, ayuda a reducir las ojeras y bolsas.
  • También ayuda a proteger la piel contra la luz solar (protege de los rayos ultravioleta).

Modo de uso

Frotar la pastilla de jabón sobre la piel húmeda hasta conseguir la limpieza deseada.

Aclarar con agua limpia después de usar.

Ingredientes

Sodium Olivate, Sodium Cocoate, Aqua, Glycerin, Parfum, Benzyl Benzoate*, Theobroma Cacao Fruit Extract (Powder), Coffea Arabica Seed Oil, Benzyl Alcohol*

 * Procedente de los aceites esenciales contenidos en el perfume

Curiosidades

La historia del cacao y el chocolate es también la historia del encuentro del Viejo Mundo con el Nuevo. Esta es la Leyenda del Cacao:

Hablemos de la leyenda del origen del cacao, esa que encontramos en el Tonalámatl, el libro de los augurios de los sacerdotes de la diosa Xochiquetzal, la historia de cuando los dioses, compadecidos de los trabajos que pasaba el pueblo tolteca, resolvieron que uno bajara a la tierra para ayudarles, enseñándoles las ciencias y las artes. Decidieron que fuera Quetzalcóatl, que hacía tiempo se empeñaba en ayudar a los toltecas, quien tomara forma humana y descendiera sobre Tollan, la ciudad de los hombres buenos y trabajadores.

Y así se hizo: “Quetzalcóatl descendió por un rayo de la estrella de la mañana, dejando asombrados a los toltecas con su aparición, particularmente por su indumentaria hecha toda de una materia luminosa, y por su blanca y rizada barba, luminosa también. Todo el pueblo comprendió que aquel aparecido no era un simple mortal y , desde luego, le rindió adoración, rompiendo sus feos y oscuros dioses de barro.

Junto con Quetzalcóatl, dominaba el dios Tláloc (“el señor que está dentro de la tierra”) , el dueño de las lluvias, dador de la vida y dueño de las almas separadas de los cuerpos. Reinaba también Xochiquetzal (“flor emplumada”) la diosa de la alegría y el amor, esposa de Tláloc y descubridora del pulque. Todos los dioses eran buenos, y dirigidos por Quetzalcóatl enseñaron al pueblo tolteca el saber, hasta hacerlo sabio y artista, conocedor de la marcha de los astros, lo que le permitió medir el tiempo y señalar en el calendario el cambio de las estaciones para aprovechar las lluvias y levantar las cosechas.

Quetzalcóatl les dio además a los toltecas el don de una planta que había robado a los dioses, sus hermanos, quienes la guardaban celosamente, porque de ella obtenían una bebida que, pensaban, sólo les estaba destinada a ellos. Quetzalcóatl sustrajo el pequeño arbusto de flores rojas, prendidas a largas ramas de hojas alargadas, inclinadas hacia la tierra, a la que ofrecía sus oscuros frutos. Plantó en los campos de Tula el arbolito y pidió a Tláloc que lo alimentara con la lluvia, y a Xochiquetzal que lo adornara con flores. El arbolillo dio sus frutos y Quetzalcóatl recogió las vainas, hizo tostar el fruto, enseñó a molerlo a las mujeres que seguían los trabajos de los hombres, y a batirlo con agua en las jícaras, obteniendo así el chocolate, que en el principio sólo tomaban los sacerdotes y los nobles.

Fue licor sagrado y lo tomaban agrio o amargo. Más tarde se le mezcló con miel, y a la llegada de los españoles, éstos le agregaron azúcar y leche, tomándolo caliente y haciéndolo la bebida de lujo de la época colonial.

Así pues, Quetzalcóatl fue dador del cacao en sus cuatro clases: el cauhcacahuatl, el mecacahuatl, el xochicacahuatl y el tlalcacahuatl, que era el que tostaban, reservando los otros tres para moneda, pues el fruto se consideraba símbolo de riqueza. Los toltecas fueron ricos y sabios, artistas y constructores; gozaban del rico chocolate y eran felices, lo cual despertó la envidia de los dioses, más aún cuando descubrieron que tomaban la bebida destinada únicamente a ellos.

Juraron venganza, contra Quetzalcóatl primero y contra el pueblo tolteca después. Para eso llamaron a Tezcatlipoca – “espejo humeante”, dios de la noche y de las tinieblas. Este dios, enemigo de Quetzalcóatl, el dios luminoso, bajó a la Tierra por el hilo de una araña y disfrazándose de mercader se acercó a Quetzalcóatl para ofrecerle la bebida que Xochiquetzal había descubierto.

El dios luminoso se hallaba en su palacio inmensamente triste, pues un sueño le había hecho saber que los dioses preparaban su venganza y temía por el pueblo al que había hecho rico, sabio y feliz. Quetzalcóatl bebió del jugo que se le ofrecía, que era el octli , el jugo fermentado del metl, el maguey, llamado por el pueblo tlachiuhtli – o sea, el pulque. Quetzalcóatl lo bebió y se embriagó, con gran regocijo del malvado Tezcatlipoca, y bailó y gritó ante el escándalo del pueblo que lo miraba hacer gestos ridículos. Después se durmió, y, al despertar, con la boca amarga y en la cabeza un dolor profundo, se dio cuenta de que los dioses lo habían deshonrado y que se preparaba la ruina del pueblo tolteca y la caída de la gloriosa Tollan.

Al sentir Quetzalcóatl que ya nunca podría ver a los que había enseñado a ser buenos y honrados sin tener una gran vergüenza, decidió marchar hacia el rumbo de la estrella vespertina, su casa. Marchó entonces hacia el mar, hacia la llamada Nonoalco – en las playas de lo que hoy es Tabasco – y, allí arrojó, por última vez, las semillas del cacao, que bajo su mano florecieron y quedaron ahí como la postrer dádiva del dios luminoso. Después entró en el mar y, aprovechando un rayo de luz de la estrella de la tarde, se volvió a su morada de luz.

Y ahora sabemos porqué ya no florece el cacao en el Altiplano y solamente se le cosecha en tierras lejanas, donde pasó sus últimas horas el dios luminoso, el dador de la bebida de los dioses: el chocolate.

(https://lossaboresdemexico.com/el-cacao-y-su-hermosa-leyenda-de-amor/)

 

El origen del café:

En toda investigación del pasado se entrecruzan siempre la leyenda con la verdad de los hechos. Una de las versiones más extendidas sobre la aparición del café se ubica en los desérticos parajes de Etiopía y tiene como protagonista a un enigmático pastor de origen etíope llamado Kaldi.

Según cuenta esta historia, Kaldi descubrió las propiedades del café al darse cuenta de cómo afectaban a su rebaño, que mordisqueaba las bayas de café de los arbustos. Además, al arrojar unos cuantos granos al fuego, se percató del intenso aroma que desprendían aquellas “bayas mágicas”.

Pero más allá de estos relatos legendarios, lo que sí parece cierto es que el café se descubrió hacia el siglo VII en esas mismas regiones africanas. De hecho, la etimología de la palabra café está emparentada con Kaffa, una zona de altiplanos en Etiopía donde se cultiva el cafeto, la planta del café pero su origen es Holandés, ya que los árabes, los descubridores del café, usaron su propio nombre “gahwa”.

Los musulmanes lo extienden dentro del imperio Otomano, y se hace común debido a la prohibición del alcohol. A través de los siglos, llega a la Europa occidental a través de Holanda, luego Francia, y siguen el resto de colonizadores. Cuentan las crónicas que se abrió la primera cafetería llamada Kiva Han en Constantinopla en el año 1475 y en la actualidad sigue abierta.

 

Expansión del café en Europa.

 

Mucho antes de que nuestro proveedor de café para bares nos surtiese puntualmente con este producto, esta bebida comenzó a extenderse en Europa de la mano de los grandes viajes colonizadores y de exploración realizados al inicio de la Edad Moderna.

La llegada de los colonizadores europeos al Pacífico y América propició un encuentro cultural del que sacaron provecho los europeos para obtener los preciados granos de café. El café llegó a Europa del Oeste alrededor del año 1600, a través de la evolución de los diferentes imperios musulmanes.

Con la llegada de los colonizadores europeos a América, se introdujo el café en esta región. En 1700 se plantaron varios cafetos en el jardín botánico de Ámsterdam. Posteriormente, estos jardines fueron regalados al Gobierno francés y se llevaron a la Isla Martinica donde proliferaron y constituyeron las mayores plantaciones de la época. Portugal fue quien hizo llegar este producto a Brasil, a las zonas de Paraná y Amazonas. Por su parte, Inglaterra lo cultivó en Jamaica mientras que España lo hicieron llegar a Filipinas y Costa Rica.

Sin embargo, su entrada en Europa no estuvo exenta de polémica. A partir del siglo XVI, su consumo fue condenado por el Vaticano, que lo veía como una bebida impropia de cualquier creyente e incluso como una amenaza para el orden público. Pero la Iglesia tuvo que adaptar su punto de vista ante el éxito que cosechó el café en todos y cada uno de los lugares donde se introdujo.

El café fue creciendo de la mano de un compañero indispensable: las cafeterías. Durante los siglos XVII y XVIII, estos negocios no solo eran lugares de ocio donde tomar una reconfortante taza de café, sino que además era punto de encuentro de intelectuales y políticos que usaban las cafeterías tanto para conspirar como para alumbrar algunas de las ideas más importantes de nuestra era.

Esa mezcla de popularidad y elitismo acompañó los primeros pasos del café en Europa, pero ya en el siglo XIX la bebida se decantó definitivamente hacia el lado popular y su ascenso fue imparable. El incremento de las cafeterías y la diversificación de las gamas de café propiciaron su democratización y el café se convirtió, por derecho propio, en el rey de las bebidas.

 

El café hoy en día.

 

La globalización tiene como uno de sus efectos el acercamiento de los hábitos y costumbres de dos personas que pueden encontrarse en las antípodas. Con el consumo de café, esta regla no escrita se ve confirmada.

El café se consume en Europa y en Asia, en América y en África, tanto en locales modestos como en las grandes cafeterías vienesas y parisinas. Además, la demanda de los consumidores ha motivado que los productores cada vez muestren más exigencia en sus cultivos y ofrezcan un café para bares de mayor calidad a los clientes.

Actualmente, los mayores productores de café son países como Brasil, Vietnam, Colombia, Indonesia y Ethiopia, que cuentan con grandes plantaciones de cafeto y la mayoría de los consumidores busca con anhelo en los paquetes de café la zona de producción, sabiendo que, con esta bebida, el lugar de origen es señal de calidad.

Esta quizá sea la principal revolución de nuestros tiempos: la aparición de un consumidor que tiene a su disposición muchísima información y que demanda tanto a los productores como a los restauradores la mejor experiencia.

Así se cierra la historia del café: de un origen remoto a la democratización de la bebida del café, y de un consumo limitado a su conquista de todos los corazones (y paladares) del mundo.

https://www.nestleprofessional.es/noticias/cual-es-la-historia-del-origen-del-cafe

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